Mucho hemos hablado de los valores éticos, sin embargo, en ocasiones no tenemos noción de cómo aplicar los valores éticos en nuestra vida cotidiana, y es que en realidad es muy simple manejarnos éticamente en nuestro trabajo, escuela u hogar.

Un ejemplo claro donde se podría aplicar el valor ético de la honestidad, es en nuestra escuela, al momento de realizar un trabajo, no permitir que otra persona nos copie, o intencionalmente pasar las respuestas de un examen. Y es que si tomamos en cuenta que la gran mayoría de los estudiantes serán profesionales, entonces al permitir o promover la acción de copiar un examen o tarea, estamos truncando el desarrollo de las habilidades necesarias para ser un buen profesionista.
En el trabajo se tiene que aplicar la profesionalidad a cualquier acción que realiza el profesional en su materia, sea este un doctor o abogado, siempre se debe de tratar cada cliente con toda profesionalidad, con el fin de dar lo mejor de nosotros mismos de cara a la sociedad.
En el hogar siempre se debe de aplicar el valor ético de solidaridad, ayudar a la familia sobre todas las cosas, luchar por salir adelante de manera grupal, tratar de que todos los integrantes de la familia se desarrollen como persona y den lo mejor de si mismos.