Educación moral y la filosofía moral en la escuela.
La ética es cada vez más una parte del plan de estudios escolar, y las clases prácticas de introducción a la ética aplicada son parte de la capacitación que reciben las enfermeras, los científicos y los soldados.
La educación ética es omnipresente, aunque no siempre implique debates teóricos complicados, pero ¿debería incluir una dosis de filosofía? Hay poderosas razones para mirar a la filosofía moral para aprender sobre la acción ética del mundo real y, por supuesto, también hay riesgos.
Por qué no podemos prescindir de la filosofía moral
La educación moral se basa en el método filosófico. Este método requiere comprender conceptos y distinciones, saber qué hace que los argumentos sean válidos y prestar atención a los contraargumentos. Esas habilidades son vitales en el antiguo negocio de la argumentación moral, que implica considerar principios morales, apelar a razones y comparar casos análogos.
Debido a que las normas morales no son tangibles ni comprobables científicamente, necesitamos claridad conceptual para evitar hablar entre nosotros. Además, ser filosóficamente consistente puede evitar que hagamos excepciones por nosotros mismos (una forma común de hipocresía).
¿Por qué el argumento moral en sí mismo es algo bueno?
El argumento moral nos permite seguir comprometiéndonos con los demás incluso cuando no estamos de acuerdo con los valores. Los valores no son simplemente «dados», sino que pueden resultar susceptibles a una discusión razonada.
La filosofía moral también nos ayuda a cuestionar suposiciones inútiles y nos informa sobre las formas en que nuestros valores se conectan con nuestras creencias descriptivas, como las hipótesis científicas sobre la psicología humana.
A pesar de todos los debates interminables, y algunos debates realmente han estado ocurriendo durante milenios, se producen avances. Las teorías de los derechos naturales eran sistemas filosóficos mucho antes de que las leyes de derechos humanos protegieran la igualdad de derechos de las personas. Muchos estarían de acuerdo en que los derechos humanos constituyen un progreso moral genuino. La filosofía moral se erige como un registro perdurable de lo que hemos aprendido hasta ahora.
La filosofía moral nos empodera a través de su método y sustancia para reflexionar y hablar sobre cuestiones morales desafiantes. Estudiar ética puede incluso impulsar un viaje personal, donde aprendemos sobre nosotros mismos y la forma en que pensamos. Incluso podríamos aprender que otros piensan de manera diferente.
La mayoría de las teorías morales se basan en una idea central. El utilitarismo nos dice que las consecuencias para el bienestar de los demás importan. La deontología enfatiza que la moralidad requiere que cada persona acepte que tiene el deber de actuar de cierta manera hacia otras personas. La teoría de la virtud nos recuerda que el carácter impulsa la acción y que la vida ética conlleva sus propias recompensas.
Todas estas ideas proporcionan valiosas perspectivas sobre el mosaico más amplio de la vida moral humana. La educación moral está en su mejor momento cuando presenta a los estudiantes estas diferentes perspectivas y sus puntos de vista únicos.
Para la gente común que trata de pensar en cuestiones morales prácticas, lo que más importa son las percepciones (y no las teorías).